Adam Smith fue el primer pensador que se detuvo a analizar la
Economía Política de manera sistémica, esto es, a ver cómo funciona el conjunto
del intercambio y producción de una sociedad. Al mismo se lo conoce también
como el “padre del capitalismo”, ya que vivió y escribió desde el centro mismo
de la Revolución Industrial, tratando de descubrir la fuente de riquezas de las
naciones. De hecho, su obra más famosa se llamó “La Riqueza de las Naciones” y fue publicada en 1776, coincidiendo
con el año en que Estados Unidos declaró su independencia de Gran Bretaña. Esto
último no es dato menor, ya que la expansión del capitalismo a escala global
dio lugar a otro tipo de intercambio y acumulación de riquezas que modificó la
relación con el continente americano de manera radical: mientras que durante
siglos la riqueza se había obtenido por medio de la conquista y la extracción
de metales preciosos, con el advenimiento del capitalismo y la independencia de
las ex colonias, éstas se volvieron socios para el intercambio comercial,
principalmente proveyendo materias primas para las industrias europeas a la vez
que comprando los productos elaborados que eran importados desde el viejo
continente.
Anteriormente,
Smith había estudiado las “pasiones” o intereses humanos, llegando a la
conclusión de que aquello que motiva nuestro esfuerzo nace del egoísmo
particular y la competencia. En este sentido, sostenía que cada uno, buscando
la satisfacción de sus intereses individuales y a partir de las diferentes
virtudes que tuviera, contribuiría al progreso de la nación. ¿Por qué esto?
Porque dando lugar a puestos de trabajo diferentes, cada uno competiría por
demostrar su talento y a partir de la rivalidad e interés por progresar en la
propia profesión, se desarrollaría la industria, la productividad, el
intercambio, las grandes ciudades, el progreso tecnológico, etc. Asimismo, cada
uno encontraría la tarea acorde a su talento y a su esfuerzo, ocupando la clase
social merecida (nótese la diferencia con la rígida estructura social del
feudalismo, donde cada uno desarrollaba la tarea propia de su estamento, sin posibilidad
de cruzar esa barrera). En suma, su teoría es que de este modo el interés
individual conduce al bienestar general.
En
línea con este pensamiento, en la Riqueza
de las Naciones Smith toma a la división del trabajo como la base para el
incremento de la productividad, y por ende, la riqueza de una nación. De la
división del trabajo nacen también los mayores adelantamientos en las
facultades o principios productivos del trabajo, y la destreza, pericia y
acierto con que éste se aplica y dirige en la sociedad.
A
continuación, algunas de los principales aportes a la teoría de la Economía
Política que hizo este pensador escocés.
· División del trabajo: entendida como la parcelación de las tareas
necesarias para la producción de un bien, introduce las siguientes ventajas: a)
aumenta la destreza de cada uno de los trabajadores, b) economiza el tiempo que
se pierde al pasar de una tarea a otra, c) crea un gran número de máquinas que
facilitan y abrevian el trabajo humano. Asimismo
se reconoce que en toda sociedad ha existido una división histórica del
trabajo, ya que la especie humana se desarrolla en forma desigual (siendo que
los hombres poseemos distintas habilidades manuales e intelectuales) y
combinada (porque de la combinación de esas diferentes aptitudes podemos
distribuirnos la tarea para mejorar nuestras condiciones de vida).
· Valor:
Smith se pregunta qué es lo que permite comparar los diferentes valores entre
las cosas, percibe que no se trata del valor de uso (su utilidad) ya que esto
varía según el contexto y según la importancia que nosotros le otorguemos (por
ejemplo, ¿qué vale más, una silla que sirve para sentarse o una jarra que sirve
para transportar líquidos? Imposible saberlo). Por tanto descubre que, en
primer lugar las mercancías poseen dos valores diferentes: el valor de uso y el
valor de cambio (aquello que permite el intercambio con otras mercancías, su
precio). ¿Qué es entonces lo que determina el valor de cambio de un producto?
Smith afirma que se trata del trabajo humano que haya sido necesario para la
producción de ese bien. De este modo, bienes que demanden más horas de trabajo
serán necesariamente más caros, más allá de su uso (por cierto, no siempre el
valor de uso y el valor de cambio van de la mano, ya que existen cosas que
tienen un gran valor de uso pero tienen comúnmente escaso valor de cambio, por
ejemplo el aire tiene un valor de uso fundamental para la vida humana, pero su
precio es insignificante. Por el contrario, bienes que tienen un gran valor de
cambio, no tienen muchas veces, sino un pequeño valor de uso o ninguno, por
ejemplo los diamantes).
Sucede, sin embargo, que a veces el valor de cambio
obtenido por un determinado bien no coincide con lo que esperamos, sino que es
mayor o menor. Esto conduce a Smith a afirmar que existen entonces dos tipos de
valor de cambio, el precio natural/ real y el precio de mercado/ nominal.
Mientras que el primero consiste en el precio suficiente para pagar los gastos
(en su época se trataba del salario, renta y beneficio correspondientes de las distintas clases sociales -trabajadores,
terratenientes y empresarios), el segundo trata del precio efectivo al que
terminan vendiéndose las mercaderías. Observar éste desajuste en la tira de
Quino adjunta. Entonces, ¿cómo suponía Smith que podría remediarse esa
diferencia? Como todo liberal, estaba convencido de que no debía existir
intervención del poder político, más bien que la corrección resultaría del
libre juego de la oferta y la demanda.
· Mercado:
es donde se genera el intercambio de aquello que nuestros diferentes talentos
producen, y donde nos abastecemos de lo que nosotros mismos no poseemos (hoy en
día, se realiza por intermedio del dinero, una mercancía que funciona como
equivalente del valor para facilitarnos el intercambio). Para Smith, un
pensador liberal que buscaba terminar con los antiguos condicionamientos y
trabas feudales, el mercado debe dejarse fluir sin ningún tipo de intervención
o molestia por parte de las autoridades políticas. Se trata de una gran forma
natural de intercambio competitivo que siempre conduce al equilibrio, más allá
de desajustes circunstanciales. Es por eso que, si existe una diferencia entre
el precio natural y el de mercado (como hemos visto anteriormente), Smith
confía en que a largo plazo la ley de la oferta y la demanda la corregirán (por
ejemplo, diferencias en la distribución del ingreso o el valor de los productos
serían corregidas por la acción misma del mercado y no por la intromisión del
Estado). ¿Cómo es esto? Si el precio de mercado es mayor que el precio natural,
la gente no estará dispuesta o no podrá pagar más de lo debido por aquel
producto, con lo que se producirá un exceso de oferta de esos bienes. Al haber
exceso de productos ofrecidos, los productores necesariamente deberán bajar el
precio, puesto que sino no lograrán venderlos. Lo mismo sucede con los
salarios. Si los trabajadores demandaran una paga demasiado alta por su jornada
de trabajo, los empresarios no los contratarían, con lo que los primeros se
verían obligados a disminuir sus pretensiones para conseguir un puesto laboral.
En el caso opuesto, si el precio de mercado fuese inferior al precio natural,
los empresarios que vendan en esa situación obtendrían menos ganancias que lo
normal y los trabajadores tendrían mayor poder de compra. Entonces si el precio
de mercado volviese a subir hasta igualarse con el precio natural, se
produciría una recuperación en términos relativos de las ganancias y una caída
en términos relativos de los salarios.
En definitiva, lo que Smith sostiene es que, más allá de circunstanciales
desajustes entre lo que se ofrece y lo que se demanda y sus respectivos
valores, lo cierto es que todo tiende naturalmente a equilibrarse en el mediano
plazo. De este modo, este libre juego entre la oferta y la demanda siempre será
preferible a la intervención del Estado para intentar equilibrar el
intercambio.
De este modo, las variables en juego para la comprensión del las leyes de oferta y de demanda, son el precio y la cantidad. La ley demanda registra cuánto se querrá adquirir de un bien a un precio dado, considerando que en tanto mayor sea el precio menor será su demanda. Por otro lado, la ley oferta registra cuántos bienes se querrán vender a un precio dado, siendo que cuanto mayor sea el precio más serán los interesados en producir ese bien/servicio y viceversa.
En este escenario, no existe peor mal que la situación de monopolio, ya que precisamente el hecho de no haber competencia impide el libre juego entre oferta y demanda, con lo que el productor tiene posibilidad de fijar el precio más alto y manejarlo a su propio arbitrio (claramente esta concepción se enmarca en el enfrentamiento que la clase burguesa y comerciante a la que pertenecía Smith, mantenían con la antigua nobleza que detentaba aún una posición de monopolio en el intercambio comercial).
En suma, la teoría de Smith supone: a) cualquier desequilibrio de mercado se corrige a través de la oferta y la demanda; b) en este contexto el fabricante se ve obligado a ser lo más eficiente posible en materia de costos de producción para sobrevivir en un mercado competitivo; c) existe una “mano invisible” que hace que la búsqueda de bienestar individual arroje como resultado la felicidad colectiva, la libre concurrencia entre numerosos vendedores y compradores es beneficiosa para el individuo y para la sociedad.
· Comercio mundial: Smith traslada a la escala mundial su teoría sobre los desiguales talentos de las personas, de modo que cada país, siendo diferente al otro, deberá encontrar qué es lo que le resulte más conveniente producir para ofrecerlo al mercado global. Así, cada país buscará siempre ofrecer los mejores precios según sus recursos y su industria, compitiendo con sus pares. El comercio mundial, de este modo logra también el beneficio recíproco de todos los que participen en él, ya que cada país exporta las mercaderías cuyos costos de producción sean más bajos en relación a otros países e importa aquellas mercaderías que resulten más baratas afuera que el propio país.
Esto implica un doble beneficio: 1) cada país logra especializarse en cierto producto y sacar de su territorio la producción excedente, mientras que 2) cada país puede importar aquello que no tenga, sin necesidad de desarrollar todas las industrias.
De este modo, las variables en juego para la comprensión del las leyes de oferta y de demanda, son el precio y la cantidad. La ley demanda registra cuánto se querrá adquirir de un bien a un precio dado, considerando que en tanto mayor sea el precio menor será su demanda. Por otro lado, la ley oferta registra cuántos bienes se querrán vender a un precio dado, siendo que cuanto mayor sea el precio más serán los interesados en producir ese bien/servicio y viceversa.
En este escenario, no existe peor mal que la situación de monopolio, ya que precisamente el hecho de no haber competencia impide el libre juego entre oferta y demanda, con lo que el productor tiene posibilidad de fijar el precio más alto y manejarlo a su propio arbitrio (claramente esta concepción se enmarca en el enfrentamiento que la clase burguesa y comerciante a la que pertenecía Smith, mantenían con la antigua nobleza que detentaba aún una posición de monopolio en el intercambio comercial).
En suma, la teoría de Smith supone: a) cualquier desequilibrio de mercado se corrige a través de la oferta y la demanda; b) en este contexto el fabricante se ve obligado a ser lo más eficiente posible en materia de costos de producción para sobrevivir en un mercado competitivo; c) existe una “mano invisible” que hace que la búsqueda de bienestar individual arroje como resultado la felicidad colectiva, la libre concurrencia entre numerosos vendedores y compradores es beneficiosa para el individuo y para la sociedad.
· Comercio mundial: Smith traslada a la escala mundial su teoría sobre los desiguales talentos de las personas, de modo que cada país, siendo diferente al otro, deberá encontrar qué es lo que le resulte más conveniente producir para ofrecerlo al mercado global. Así, cada país buscará siempre ofrecer los mejores precios según sus recursos y su industria, compitiendo con sus pares. El comercio mundial, de este modo logra también el beneficio recíproco de todos los que participen en él, ya que cada país exporta las mercaderías cuyos costos de producción sean más bajos en relación a otros países e importa aquellas mercaderías que resulten más baratas afuera que el propio país.
Esto implica un doble beneficio: 1) cada país logra especializarse en cierto producto y sacar de su territorio la producción excedente, mientras que 2) cada país puede importar aquello que no tenga, sin necesidad de desarrollar todas las industrias.
Para
Smith, la especialización productiva de
los países debería regirse según un estudio de precios como el siguiente,
considerando las ventajas absolutas según los costos de producción que los
diferentes bienes tengan en los distintos países:
Caso 1
|
Caso 2
| |||
País desarrollado
|
País subdesarrollado
|
País desarrollado
|
País subdesarrollado
| |
Bien Agrícola
|
$4
|
$5
|
$6
|
$5
|
Bien Industrial
|
$1
|
$6
|
$1
|
$6
|
En el caso 1 no convendría el comercio bilateral, ya que ambos bienes resultan más
económicos en el país desarrollado. En cambio, en el caso 2 sería beneficioso
para ambos países, siendo que un bien es más económico en el país desarrollado
mientras que el otro en el subdesarollado.
me encantaría saber quien escribió el resumen/interpretación del autor en cuestión
ResponderEliminares que estoy haciendo una investigación y deseo citar al escritor de la pagina que acabo de leer
Que buena explicación.Gracias.
ResponderEliminarecselente esplikasion hermano segi asi q vas a triufar en tus libros xD
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